Las actitudes, es decir, emociones sentimientos, intereses, valores, facilitan o dificultan, abran o bloquean el procesamiento de información, es decir el funcionamiento mental (Villarini, 1991). Las actitudes parecen condicionar la amplitud de nuestro pensamiento. Las actitudes intelectuales positivas son las que nos permiten recibir la más amplia información y procesarla de la manera más compleja. Las negativas, lo contrario. Así, por ejemplo, la curiosidad intelectual, la tolerancia, la flexibilidad mental, la objetividad y la sistematicidad facilitan y hacen más efectivos el procesamiento de información porque lo abren a múltiples estímulos y relaciones. Las actitudes intelectuales negativas, como por ejemplo, la falta de curiosidad o conformismo, la intolerancia, la rigidez mental, el subjetivismo, y la falta de sistematicidad, dificultan el recibir y procesar información porque cierran y bloquean el pensamiento.
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Las actitudes, es decir, emociones sentimientos, intereses, valores, facilitan o dificultan, abran o
bloquean el procesamiento de información, es decir el funcionamiento mental (Villarini, 1991).
Las actitudes parecen condicionar la amplitud de nuestro pensamiento. Las actitudes
intelectuales positivas son las que nos permiten recibir la más amplia información y procesarla de
la manera más compleja. Las negativas, lo contrario. Así, por ejemplo, la curiosidad intelectual,
la tolerancia, la flexibilidad mental, la objetividad y la sistematicidad facilitan y hacen más
efectivos el procesamiento de información porque lo abren a múltiples estímulos y relaciones.
Las actitudes intelectuales negativas, como por ejemplo, la falta de curiosidad o conformismo, la
intolerancia, la rigidez mental, el subjetivismo, y la falta de sistematicidad, dificultan el recibir y
procesar información porque cierran y bloquean el pensamiento.
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